TESTIMONIOS


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Todo comenzó cuando de golpe y porrazo me vi metida en un agujero tan negro y tan profundo que decidí destruirme a mí misma, hacía cosas que jamás se me hubieran ocurrido, comenzaron como ligeros destellos de ideas auto destructivas aunque para mí eran mi vida, las que me la daban y jamás me la quitarían… pero después de ello empecé a sumirme en la oscuridad y no podía salir así que esas personas que lo ven todo y no dicen nada decidieron ayudarme, devolverme la cordura y la vida que me estaba quitando y así te encontré.
Al principio pensé que esto sería como la típica película americana, que te tumbabas en un sillón y empezabas a hablar esperando que te diera algún consejo pero no fue así, fue extraño porque no me lo esperaba, no me esperaba esa terapia, tocando los temas con cuidado pero con descaro a la vez, fortaleciendo cada virtud que supera a mil defectos.
Me enseñaste también, a amarme, a amar la vida y a la gente que empecé a despreciar, me enseñaste a alejarme de lo que pensaba que era bueno y nunca lo fue, a ignorar los propósitos de la gente tratando de hundirme, me enseñaste a ser fuerte y luchar por lo que quería.
Cada llamada a través del ordenador era como una subida de adrenalina y motivación para mí, así que recordaré con alegría y cariño cada una de ellas, porque fuiste quien me ayudó a salir de ese agujero que ahora está en el olvido o existe en mis recuerdos como algo pasajero.
Seguramente no pueda expresar con palabras lo mucho que me has ayudado y lo agradecida que estoy por todo el trabajo y empeño que pusiste en mi, por esa confianza cercana que me transmitiste desde el primer día, gracias por esto y más.
Te recomendaría a todo el mundo que necesite ayuda, porque estoy muy segura de que les servirá tanto como a mí.
Otra vez más, gracias.
Anónimo

Cada día doy gracias porque Beatriz Campoo Olalla llegó a mi vida, llegó como un rayo de luz, brillante e intenso, en medio de la oscuridad para mejorar mi existencia.
Es tal el agradecimiento que no puedo expresarlo con palabras.
No solo he superado mis preocupaciones y problemas internos sino que también he sido capaz de sacar el guerrero que hay en mí para alcanzar mis objetivos ¡¡y los que me quedan!!
Destacaría la esperanza, confianza, amistad, bondad, ganas de vivir y profesionalidad que desprende en cada sesión.
Te transmite ese creer en ti para superar cualquier obstáculo que todo lo puede…
Es tal el crecimiento como persona que se alcanza a su lado que aún sigo trabajando con ella.
Creo, sinceramente, que todas las personas del universo deberían vivir este proceso.
Gracias a este proceso veo la vida y vivo de otra manera. Es un antes y un después.
Gracias Beatriz Campoó Olalla

Adrián Santamaría Docampo

Llevaba un par de años sintiéndome algo perdida en mi vida, confundida en un mar de dudas y necesitando a gritos cambiar algunos aspectos de mi vida. No pude tomar mejor decisión que empezar a trabajar con Beatriz. La conocí por medio de un familiar que había estudiado con ella y desde el primer encuentro supe que aquello era el principio de mi nueva vida.
Tiene una fuerza y una pasión que contagia desde el primer momento en que la conoces. Mi vida es otra desde hace un par de meses y eso se lo debo a la profesionalidad y buen hacer de Bea. Evidentemente el terapeuta no lo es todo, porque una vez emprendes el camino, el trabajo personal es duro y a veces hasta doloroso, pero ella te acompaña en todo ese proceso, te anima y te alienta sin parar.
Para mí, trabajar con Beatriz ha cambiado mi vida, aunque todavía me queda mucho trecho que recorrer y por ello le estoy muy agradecida.

María José Nuñez Morán

Llegué a biodanza a través de una compañera que me dijo que me vendría muy bien, a la cual estaré siempre agradecida. Estaba pasando por un mal momento, por una de esas pruebas y retos que nos pone la vida.El primer día dije, ufff, qué hago yo aquí!!!!, tenía que expresar sentimientos, con mi cuerpo, con movimientos, dejarme llevar, fluir. Nunca pensé que pudiera soltarme tanto, expresar desde el corazón y, que me sintiera tan bien al hacerlo, confieso que no fue fácil,y tengo que seguir practicando, pero ….se puede. Además con Bea ha sido muy fácil, su paciencia, su dulzura, es un derroche de cariño . Desde que empecé biodanza mi vida ha cambiado, he aprendido a decir NO, con tranquilidad, sin sentirme mal por ello, y a escucha ese NO también.Y lo más importante, A QUERERME A MI MISMA,a conectar conmigo, saber lo que quiero e ir a por ello.
Biodanza me ha dado vitalidad, fuerza, saber disfrutar de la vida, de las pequeñas cosas, alegría, a escuchar a la niña que hay en mi, a buscar el equilibrio. A SER UNA GUERRERA!!!! Gracias Beatriz por ayudarme tanto, por hacerme ver que el camino de la vida no tiene tanta pendiente, ni escaleras interminables. Seguiré aprendiendo contigo sin dudarlo, te seguiré.

Elena Yebra Carrión

Paz a ti, beata Beatriz. Por tu raíz profunda fluye la fuerza del ginkgo. Perlas de sabiduría. Ingrávida como un derviche, danzas tu música. La canción de la vida. Ofreces paz. Desprendes luz. Tu mirada acaricia. Hablas con raitanes. Acompasas mis latidos. Derrochas alegría. Chamana de almas. Te ríes de tus debilidades. Iluminas las mías. Paz a ti, beata Beatriz. Exploras la verdad. Descorres el velo. Sabiduría de siglos. Regalas tiempo. Descifras sueños. Juegas con mi niño. En la distancia acompañas mi soledad con tu silencio. Guerrera valiente de recia fragilidad. No temes los desafíos. Aquí y ahora. El corazón te guía. Sigue confiada tu camino. Paz a ti, beata Beatriz. Mujer medicina. Maestra. Amiga.    (Pido mis disculpas al autor,  por razones de espacio no he podido publicarla en el formato original que es un poema).

 

Javier Tascón Fernández

Beatriz: Te encontré en el teléfono de la Esperanza. Quería apuntarme a un taller y me llamó la atención Biodanza. Me imaginé que me iba a venir bien para sentirme mejo.
Extraño el baile, antes iba todos los domingos y me gustaba.
Mi problema no está resuelto, pero este taller me encantó, aunque fue poco tiempo, con él sube la autoestima y si te gusta relajarte, bailar, conocerte a ti misma, con la música se siente algo así.
Yo necesito sentirme a gusto conmigo misma, tomar decisiones y confiar en lo que hago.
Este taller es un placer para el cuerpo y la mente, yo me he sentido querida y valorada y he conocido a personas muy agradables y cariñosas.
Se lo recomendaría a cualquiera. La profe: Bea es un encanto, ella desprende dulzura, amor, comprensión y con todo eso y sus bailes, su música, los masajes que nos enseñó, te puedes relajar y sentirte a gusto. Me encantó, todo fantástico.

Isabel Gorgojo Rodríguez

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— Pablo D’ors

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